martes, 24 de agosto de 2010

Mi mamá se llama Pedro


Por: José Luis Balderas Volante
ASI-GUADALAJARA


Ya se hizo costumbre en México que solo los "liberales" en el siglo antepasado, los "izquierdistas y progresistas" en el siglo pasado pueden agredir verbal y hasta físicamente a quienes no piensan como ellos, DESCALIFICANDO todas las ideas que no les son afines.

Esa tradición la heredaron a fines de siglo y en este, los "MOVIMIENTOS PROGRESISTAS" que bajo el disfraz de defensa de los derechos humanos, entre ellos los movimientos satánicos en sus variadas formas, se han ido "enseñoreando" de las mentes y cuerpos de los individuos mental, sicológica y socialmente más débiles.

Esta agresión a la sociedad ha sido como la humedad o como las drogas, se introducen con las menos dañinas (aparentemente) cigarro, alcohol, luego cocaína, heroína, cristal, metanfetaminas, hasta que terminan con los individuos, pero eso no importa, ya tienen a los nuevos adictos y el ciclo se repite, afortunadamente hay instituciones y personajes que obstaculizan esa actividad inhumana, la solución es fácil: hay que eliminarlos.

Los autollamados PROGRESISTAS, utilizan los mismos métodos de su hermandad afín, inician como redentores y reinvindicadores de aspiraciones socialmente justas y necesarias y después con movimientos contra la discriminación, y una vez que obtienen cerificado de legitimidad, dan el gran salto, de ser perseguidos se han convertido en perseguidores, de ser victimas en victimarios, y lo que eran conductas aberrantes por ser contranatural, se convirtieron en una filosofía del tercer y cuarto sexo que es ya una moda, y quienes estaban escondidos en el closet, hoy se manifiestan abierta, descarada y cínicamente en todos los medios de comunicación, revistas, periódicos, radio y TV abierta y de paga.

Y esos comentaristas que antes no se manifestaban, hoy lo hacen abierta, cínica y hasta agresivamente, en contra de quienes se atreven a alertar, denunciar y oponerse públicamente, estigmatizándolos como DELINCUENTES, calificativo que solo puede aplicarse a quien ha sido juzgado por un tribunal legal y legítimamente establecido, por lo que sus virulentos comentarios sobre el Sr. (hombre, macho, masculino) Cardenal Sandoval Iñiguez, debieran por lo menos decir que es DELINCUENTE ESPURIO e ILEGITIMO (ja, ja, ja,) aunque los verdaderamente espurios e ilegítimos son los comentarios de DENISSE MERCKER, JOSÉ CÁRDENAS y demás compinches.

No hay que perder de vista que este escándalo al único que beneficia es al "carnal Marcelo" porque le está dando difusión nacional gratuita, opacando al Peje y al "copetes Peña".

El planteamiento y conclusión jurídica es impecable, es una lástima que solo 2 de nuestros Ministros de la Suprema . . . Corteeeeee, apliquen su criterio jurídico y 9 apliquen un criterio político-sodomico-prostático (porque por más que le expriman a su "celebro", no salen conocimientos jurídicos coherentes)

Lo que natura no dá . . . sofisma te lo dicta.

Entretanto los ínclitos jurisconsultos discípulos de Nerón y Herodes le siguen haciendo el caldo gordo al "carnal Marcelo”.

Perdón debí decir: NO QUISIERA PENSAR que los "supremos" jurisconsultos mexicanos. . . etc., etc. no quiero que la Santa Inquisición mediática de los medios a pesar de ser ilegal y espuria, me DECLARE DELINCUENTE, como al Cardenal y al Vocero del Arzobispado de México.

Saluuuud emperator Marcelus, los que vamos a morir (gracias a la inseguridad en tu civitas) te saludamos.


Me llegó este correo y se los transcribo porque lo considero interesante:

Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos, tampoco. No pueden aparearse. Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie. Son cosas de la zoología. No es producto de la cultura hitita, fenicia, maya, cristiana o musulmana.

Por supuesto no es un invento de la Iglesia Católica. Muchos siglos antes de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Después ellos se divertían con efebos, que para eso estaban, para el disfrute. La esposa era para tener hijos.

La palabra matrimonio procede de dos palabras romanas: "matris" y "munio". La primera significa "madre", la segunda "defensa". El matrimonio es la defensa, el amparo, la protección de la mujer que es madre, el mayor y más sublime oficio humano. Cada palabra tiene su significado propio. Una compraventa gratuita no es una compraventa, sino una donación. Y una enfiteusis por cinco años no es una enfiteusis, sino un arriendo vulgar.

Llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo me parece como poco serio. Jurídicamente, un disparate. De carcajada. Que le llamen "homomonio", "chulimonio", "seximonio", lo que quieran, todo menos matrimonio, que ya está inventado hace tiempo. Nadie llama tarta de manzana a la que está hecha de peras. Lo curioso es que cuando dices cosas como estas, algunos te miran como extrañados de que no reconozcas la libertad de las personas. Y por más que les dices que sí, que respeto la libertad de todos, que cada uno puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es un matrimonio, van y me llaman intolerante.

No sé lo que harán los parlamentarios españoles a la hora de votar, tal vez seguir el modelo argentino o mexicano. Son políticos, no juristas. Votarán por razones políticas, no según Derecho. Las consecuencias son graves. Si un varón tiene derecho a casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con otra mujer, ¿le vas a negar el derecho a un hermano a casarse con su propia hermana? ¿O a un padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen el mismo derecho?.

La sociedad se quiebra. Huele a podrido. Como en Dinamarca, cuando la profesora le preguntó a Pablito cómo se llamaba su madre, el niño contestó: "Mi mamá se llama Pedro" .

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