Por: Antonio
Mota
ASI-NACIONAL
El Partido Acción Nacional (PAN) perdió
la gubernatura de Jalisco y la de Morelos y la Presidencia de la República.
Terminan dos ciclos, uno de 18 años en Jalisco y otro de doce años de gobiernos
azules. Las razones de la derrota son muchas y serán los propios panistas los
que tengan que analizarlas, tendrán que llegar “hasta las ultimas consecuencias”
tendrán que rodar cabezas y apalearán a la expulsión de varios ingratos.
El pan tuvo la “astucia” y
espontaneidad para derrotar al PRI en
2000 y al PRD en 2006, pero no la creatividad para realizar el cambio necesario
que México necesitaba no pudo ni imaginar y menos concretar los nuevos modos de
gobernar que requiere una sociedad tan confusa como la del México de hoy en día.
Por muchos años el PAN lucho e impulsó
la democracia logrando su propio ascenso al poder, pero asimismo incurrió en
prácticas autoritarias para impedir el triunfo de otro partido: la debacle ya
se veía venir durante el sexenio de Fox Quesada con guerra sucia y el
intervencionismo ilegal del presidente Fox contra López Obrador en 2006
ocasionaron que el proceso electoral quedara enrarecido. En conclusión, el PAN
se comporto como un partido con visión electoral para defender sus intereses,
pero no como un partido con representación de Estado; careció de un proyecto a
largo plazo y sin sentido de la construcción de instituciones para resolver los
grandes problemas del país.
El pan gano en el 2000 la presidencia
de la republica por su historia, sus principios y su modo de acción política que
lo capacitaron para estar a tono con esa época que está hoy llegando a su fin. Capitalizó
la derrota del PRI porque hizo valer la “lucha por un México mejor”, esos
largos años de lucha en los que asumió la defensa de los valores cívicos y las
libertades democráticas así como la lucha por el bien común. Fundado en 1939 en
el contexto de las polémicas reformas cardenistas, logró convertirse en una
oposición real junto con el Partido Fuerza Popular al PRI y así se convirtió en
una opción para canalizar el descontento social por la vía pacífica y
electoral.
En la década de los ochenta y noventas,
cuando las políticas de gobierno populistas hicieron crisis y se desgastó la
capacidad de los gobiernos priistas para gobernar, el PAN estaba listo para
convertirse en el partido “preferido” de las clases medias y urbanas; al mismo
tiempo, recibió los auspicios de la Iglesia católica y de un sector empresarios
que se alejaron de los gobiernos priistas a raíz del descontento por la
nacionalización de la banca en 1982. La llegada de Fox a la presidencia en
2000, y la victoria de varias gubernaturas y de presidencias municipales, fue
la cereza en el pastel de una contienda con victoria anunciada.
En Jalisco la historia se remonta al
año de 1995, cuando gano en Jalisco el primer gobierno panista con Alberto Cárdenas
Jiménez. Lo malo sucedió que el cambio de partido de oposición a partido en el
gobierno se reflejó rápidamente al interior del PAN. No tuvieron la sensibilidad
ni la humildad para conducirse con sencillez con sus principios ideológicos.
El PAN siendo supuestamente un partido, humanista, democrático, y que
luchó durante décadas contra fraudes e imposiciones bajo el principio de
fortalecer la ciudadanía y a la democracia; que defendía los intereses
nacionales y mantenía una agenda modernizadora, gradualmente se fue
convirtiendo en un espejo de su principal adversario político, se convirtió en
el mas de lo mismo, hizo lo que antes criticaba y contra lo que luchaba.
Los líderes se dividieron, llego el yunque y los
dirigentes dejaron de ser un ejemplo democrático y organizaron grupos internos
que incluso se atrevieron a corromper su padrón de militantes y traficaron el
voto a través de afiliaciones masivas. Existen en el PAN como en el PRD varias “tribus”
con gente “manejable” a favor de esos grupos y así se han apoderado de
candidaturas y posiciones olvidándose de sus principios y de la propia base de
militantes panistas auténticos, en conclusión esta lleno de Neopanistas.
Como partido, el PAN se fue alejando de su gente militante
y de la ciudadanía en general, también se olvidaron de hacer alianzas con
grupos y organizaciones; cívicas, políticas, ong´s. Desfilaron por el PAN
dirigentes que exclusivamente buscaban un interés personal para beneficiar sus
carreras políticas, generando al interior de este partido profundas rupturas
que no tardaron en resquebrajarlo y finalmente en este proceso electoral vimos
la división partidista que concluyo con una campaña muy gris de FerGuzman.
Como gobierno, el PAN en Jalisco como a nivel
nacional no supo y fue incapaz de armar un modelo de gobierno coherente. Cada
gobierno en Jalisco fue diferente al anterior, no solo en el estilo personal de
gobernar, sino en también y más importante, en términos de gestión y políticas
públicas. Los del PAN fueron gobiernos paradójicos: alentaron la ciudadanización,
para luego pervertirla y maniatarla.
Hace tres años la ciudadanía con su voto les mandó
un mensaje clarísimo y la respuesta del PAN fue postular un pésimo candidato a
la gubernatura, tener diputados mediocres que hicieron un festín del servicio
publico, presidentes municipales que cometieron excesos y robaron a manos
llenas, una mentada de madre de su gobernador, dinero para una telenovela de
Televisa y de TV Azteca, el intento de dar dinero para la construcción de una
obra, en una palabra un desempeño deficiente como oposición y un nulo trabajo
de partido con la comunidad.
Ojalá que ahora sí
entiendan que el pueblo les dio un voto de castigo y que se den a la tarea de
encontrar a los traidores para que caigan en cuenta de que la soberbia y el
desprecio que mostraron por la gente y por la política fueron sus principales
enemigos.
El PAN debe aprender de la derrota y prepararse a
ser de nuevo oposición. Debe superar la mentalidad autoritaria y visualizar los
cambios institucionales que México necesita. Para lograrlo, el PAN tiene
historia y principios; ojalá que los aproveche para el bien de la nación. Pues ahora
es la tercera fuerza politica nacional, una derrota que en verdad los ha puesto
a “chillar” y las penas con pan no son buenas.