Y mientras lo recordamos te agradecemos: Por el ejemplo de su vida. Por la dulzura de su compañía. Por su venerada memoria y por la inspiración que deja tras suyo en nosotros.
Reanima nuestros corazones afligidos, en especial la de su esposa e hijos. Ayúdanos a elevarnos sobre nuestro dolor. Ayúdanos a sobrellevar nuestra pena con fe en tu eterna sabiduría. Sobrellevando nuestro sufrimiento vamos por la vida comprendiendo a todos los afligidos del mundo.
Sostiénenos aunque no comprendamos y sostiénenos frente a la injusticia humana con tu divina justicia.
Afirmamos a pesar de nuestra aflicción y a pesar de nuestra angustia que la vida es buena y que su labor ha de ser realizada.
Que tu eterna sabiduría obre en nosotros para bien de todos.”
Amen.
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