Por: Javier Zamora
Han terminado las campañas. El domingo habrá ungidos
estatal y nacional.
No extraña para nada quién ganará. El griego y gelboy. No
extraña porque un país mayoritariamente católico, que cree en ovnis, fantasmas,
la llorona, cree en el verbo favorito de los políticos: camelar.
Ellos ganarán, pero todos los que hubo como taumaturgos
ofrecieron lo impensable y lo imposible: acabarán para resumir con todos los
problemas del país. Adiós corrupción, pobreza, violencia, mala educación.
Nuestro peso alcanzará para todo. Todos estudiarán, el turismo crecerá, los
campos florecerán, los emigrantes se quedarán ya, los z, milenios
etc., desaparecerán. La Gordillo se hará monja y Martín Esparza se hará
budista.
Los maestros cntes ya no harán bloqueos y llevarán a
la educación más allá de Finlandia. Todos nos agarraremos la mano y seremos
hermanos.
¡¡¡Farsantes!!! Sólo les faltó ofrecer apagar el Popo y
arreglar la falla geológica del Pacífico. Ganarán porque uno tiene que ganar no
por otra cosa. Ganarán porque el pueblo votará emocionalmente no racionalmente.
Ganarán porque en esta elección no hubo opción. Chiquititos dijo Fuentes. De
cualquiera que gane, de cualquier partido se podría decir lo mismo. Todos
mintieron, todos engañaron, todos se sintieron agredidos, víctimas de guerra
sucia, todos sobrepasaron los gastos de campaña, todos tenían cola e historia
negra.
Poco podrán hacer en las condiciones que está el país. Es
triste el futuro del país y del estado. Al tiempo. Como la Caja de Pandora,
sólo queda dentro la esperanza de que algún día el pueblo cambie y se eduque
políticamente. Antes seguirán mangoneándonos. La culpa es nuestra, del pueblo
por aceptar, endiosar y hacerse fanáticos de los candidatos.
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