sábado, 24 de marzo de 2012

EL VIAJE DEL PAPA


Por: José Guadalupe Miranda

ASI-GUADALAJARA

En los últimos 30 años México se ha visto favorecido con las visitas papales. Sin duda alguna, la primera fue la que más sacudió al país; todo México vibro con la presencia del papa Juan Pablo II. No era para menos, ya que por muchos años los mexicanos habíamos vivido una situación de segregación en el ámbito religioso, los católicos, en particular, solo podían manifestarse como tales al interior de los templos.

Con la visita de Juan Pablo II, aquel enero de 1979, pudieron expresarse creyentes en la vía pública, en las plazas, los estadios… además, eran consientes que con esas acciones entraban en comunión con millones de personas en todo el mundo. Se dieron cuenta que no estaban solos ni confiscados en la laicidad que les había asignado. Para la mayoría de los mexicanos 1979 fue parteaguas que marco diferencia y será muy difícil que se borre. De entonces muchas cosas han cambiado para México.

Con todos estos antecedentes y con todo lo que significaron los siguientes viajes a México de Juan Pablo II, viene ahora el Papa Benedicto XVI. Está entre nosotros del 23 al 26 de marzo. Claro, no será con la frescura y las expectativas del primer viaje de Juan Pablo II. Recordemos que este Pontífice visito a México al inicio de su pontificado; era su primer viaje, y sin duda, va a marcar todo el estilo de su pontificado.

Juan Pablo II, además estaba en plenitud de vida, por eso, pudo inaugurar la III Conferencia del CELAM en la ciudad de Puebla, hacerse presente en la ciudad de México, en Oaxaca, Guadalajara y Monterrey con un ritmo en su agenda que a todos agotaba.

Ahora el Papa Benedicto visita solamente Guanajuato porque su salud no le permite más; su trabajo estará bien administrado porque a sus 85 años no puede permitirse ningún exceso. También el ambiente ahora es más tenso y la seguridad del Pontífice será más cuidada. Esto quiere decir que el encuentro con los fieles con el pontífice no será tan espontaneo y ágil como entonces. Todo mundo sabe que el ambiente en México esta polarizado, incluso hay grupos de personas que abiertamente se han manifestado en contra de su visita.

Benedicto XVI, quienes vienen con él y quienes lo recibieron saben todo esto y más y sin embargo, esperaron con ansias esta visita, porque el Papa viene a México como sucesor de Pedro, heraldo del evangelio a encontrarse, en un ambiente de fe, con los creyentes, discípulos de Cristo que peregrinan en estas tierras. Conoce sus dificultades actuales, sus dramas y esperanzas, por eso viene a sembrar Evangelio, a levantar los ánimos decaídos, a recordarnos que somos sal y luz de la tierra, protagonistas de la mistura, nunca escoria o masa indefinida a merced de poderosos.

Benedicto XVI, grande y cansado por el peso de los años y el trabajo, viene a testimoniar que sí es posible construir una ciudad terrena más digna y justa para todos aquí en la tierra. Esa es la responsabilidad también de los creyentes; pero también viene a recordarnos, de manera patética, que esta morada terrena es apenas el inicio de la vida verdadera que nos espera.

Muchos de nosotros quisiéramos estar en esta ocasión con el Papa en Guanajuato pero esto no es posible. Como en otras ocasiones, los espacios son insuficientes para dar cabida a tanta gente que desea acercarse y ver al Papa.

Para algunos hubo la posibilidad de hacerse de un boleto para estar presentes en esta visita. Como ya se ha dicho esos boletos fueron gratuitos.

Dios quiera que esta visita, como las anteriores, resulte una bendición para todos los mexicanos para que sepamos vivir en paz y justicia como hermanos, miembros de una patria común donde todos cuentan, participan y asumen sus responsabilidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario