jueves, 16 de diciembre de 2010

RAUL Y LA PATINETA


El Periodista Carlos Martínez Macías director de la revista paralelo 20 escribió este interesante artículo en el periódico publico de Guadalajara titulado Raúl y la patineta el cual compartimos con ustedes:

Con una buena dosis de halagos para “la fiesta más extraordinaria de las letras en el mundo de habla hispana”, los medios de comunicación no repararon en elogios para la reciente edición de la Feria Internacional del Libro.

Y una vez más Raúl Padilla López prácticamente salió en hombros pese a los ataques del gobierno estatal y las manifestaciones ruidosas de sus detractores.

¿Qué es lo que hace este personaje para ejercer tal fascinación entre partidos, medios y el mundillo cultural en México y el extranjero? ¿Cómo poder explicarse que nadie se atreva a denunciar el cacicazgo que ejerce en la UdeG? ¿Cómo entender que universitarios de amplias luces y talento prefieran guardar silencio y hacer como que no ven, ni escuchan?...

Hace unos días entrevisté para la revista Paralelo 20 a Armando Macías, quien fuera secretario auxiliar y brazo derecho del entonces rector Raúl Padilla López.

Armando me contó cómo por instrucciones de Raúl, había regalado varias camionetas lujosas del año a diputados y líderes sociales en el estado. Las compras se hacían obviamente con recursos de la universidad y en efectivo. Iba a la agencia, adquiría la unidad y la factura era a nombre del legislador o líder social que el licenciado le había indicado.

También me habló de las campañas políticas que financiaban con recursos de la universidad y con cuánto “vacunaban” a los rectores, directores y jefes de departamento para que Raúl apoyara a candidatos de distintos partidos políticos. Aunque se suponía que era dinero de cada funcionario, éstos a su vez veían luego como lo recuperaban de sus respectivos centros.

Sobre la FIL, cuando era rector del Centro Universitario de los Altos recibió dinero de la universidad –igual que otros rectores– para comprar libros a las editoriales expositoras y garantizar así que regresaran el año siguiente.

Caído de la gracia del licenciado y cesado de cualquier puesto tras su breve y accidentado respaldo al rector Carlos Briseño, le pregunté a Armando Macías si no temía alguna represalia por sus revelaciones. Me contestó con un chiste que solía contarle Raúl Padilla:

“Entra un niño que nació sin piernas, ni un brazo a la iglesia en una patineta. El sacerdote, que no acertó a ver de quien se trataba, le grita molesto que salga del templo, que respete el lugar porque de lo contrario Dios lo va a castigar. Entonces el niño asustado respondía, ¡no, que no me quite la patineta!”

Y Armando entonces dice: “Yo estoy igual. Nomás falta que Raúl me quite la patineta”.

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