lunes, 8 de noviembre de 2010

DIA MUNDIAL DE LA DESERTIFICACIÓN Y SEQUÍA


Por: Andrea Macko
ASI-COLOMBIA

Más de 1.000 millones de personas pobres y vulnerables viven en las zonas áridas del planeta, tres cuartas partes de las zonas de pastoreo muestran síntomas de desertificación, cerca de un tercio de las tierras cultivables del mundo han dejado de ser productivas y, en muchos casos, han quedado abandonadas.

Por este motivo, recuerda que en el Año Internacional de la Diversidad Biológica las tierras áridas son zonas de enorme productividad y diversidad biológica, porque el 30 por ciento de los cultivos que se consumen en todo el mundo proceden, precisamente, de las zonas áridas, la diversidad biológica del suelo de esas zonas desempeña un "papel decisivo" en la transformación del carbono atmosférico en carbono orgánico, porque las tierras áridas son la mayor reserva de carbono orgánico del planeta.

La desertificación está fuertemente vinculada a la pobreza puesto que las tierras al ser improductivas ocasionan desnutrición, desempleo, miseria y migración En suma, la desertificación es un problema ambiental y socioeconómico de alcance mundial que exige especial atención; está íntimamente relacionada con la pérdida de biodiversidad y con el cambio climático que se potencian mutuamente. Es un proceso que se distingue de fenómenos similares, en otras zonas más húmedas del mundo, porque tiene lugar en condición climática muy dura y afecta negativamente a zonas con recursos naturales limitados de suelo, agua y vegetación.

También es un proceso que influye cada vez más en la degradación ambiental del planeta y desempeña un papel importante en la contaminación del agua, el aire y el suelo, la deforestación, las pérdidas de suelo y el cambio climático.

Contribuye sustancialmente a la pérdida de la diversidad biológica en el mundo, especialmente en las zonas que son centros de origen de las
principales especies de cultivo como el trigo, la cebada, el sorgo y el maíz. Incrementa la pérdida de biomasa y productividad del planeta y
contribuye al agotamiento de la reserva mundial de humus, perturbando las transformaciones bio geoquímicas mundiales.

Por último, la desertificación contribuye al cambio climático mundial aumentando el albedo (es la medida de reflectividad) de la superficie
terrestre y disminuyendo la tasa actual de evapotranspiración, modificando el equilibrio energético en la superficie y la temperatura del aire contiguo, y añade polvo y dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.

No debe confundirse la desertificación con los desiertos mismos, que son ecosistemas en sí. “La desertificación consiste en procesos de
pérdida de fertilidad, de muerte de los suelos, de degradación y pérdida de fuentes de agua y vida animal y vegetal por la acción humana”.

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