Por: David Valdez
ASI-JALISCO
La cultura celta dominó una gran parte de Europa desde aproximadamente mil años antes de nuestra era, como lo confirman restos arqueológicos; los historiadores griegos y romanos confirman su existencia a partir de los siglos V y VI A. E. C. (Antes de la Era Común); su presencia dejó huellas en la toponimia del río Danubio, extendiendo su cultura hacia el este, incluyendo la península ibérica y las islas de Bretaña e Irlanda, y hacia el oeste hasta una parte del territorio de la actual Turquía, conocido entonces como Galacia.
Mientras que en el continente eran conocidos como Keltoi por los griegos y galos por los romanos, lo cierto es que no hay constancia de que ellos se dieran estos nombres a sí mismos. La cultura celta contenía tribus tan diversas como los eburoni, los tréveros, los helvecios, bitúrigos, alesios, vénetos, etc. Tras la romanización del continente europeo y las incursiones a la isla de Bretaña, la cultura celta perdió fuerza, tras lo cual quedan solamente los restos arqueológicos, los relatos de los historiadores, diversos topónimos, etc.
Los romanos nunca llegaron a Irlanda, pero la cristianización sí. Y con ella una nueva cultura celta. La casta conocida como druídica, equiparable a la brahmánica de la India, dominaba las élites intelectuales tanto en el continente como en las islas, de las que también hay constancia entre los historiadores; esta casta fue suprimida por la conquista romana, sobre todo en el continente. Sin embargo, en Irlanda, las leyendas y hagiografías de santos muestran una ambigüedad con respecto a la lucha contra los druidas, pues ya los muestran enfrentándolos con los “mismos poderes” que los druidas, ya asimilándolos en lo que se convertiría en los monasterios y conventos más prominentes de Europa, creando la Iglesia Celta, cuyos “scriptorium” cobraron fama y de los que se conservan algunos ejemplares de gran belleza como el Libro de Kells.
Los historiadores continentales nos cuentan que los druidas no ponían nada por escrito. Sin embargo conocían la escritura griega y latina. Y aunque no hay constancia de esto entre los insulares, la literatura y la mitología celta sólo pudo conservarse debido al interés de los monjes por estas historias, y adaptando la escritura latina al idioma gaélico, pudo ser posible. Otro tanto sucedería en el reino de Gales. Las sucesivas invasiones de vikingos y normandos entre otros, y la reforma religiosa que instituyó Enrique VIII, propició que gran parte de los escritos de los monjes se perdieran. Afortunadamente pudieron conservarse algunos para poder reconstruir la rica mitología y las aportaciones que hicieran los propios monjes a la literatura, con una expresión distintiva de los celtas que no se parece a la de los germanos que les son cercanos, ni a la de los griegos y romanos que son las más conocidas de las culturas europeas. El resto del folclor también ha podido irse recuperando gracias a las tradiciones populares, que todavía perviven, y al Renacimiento Literario Irlandés, instaurado por W. B. Yeats, Lady Gregory, y muchos otros escritores interesados en recuperar su herencia celta. Lo mismo sucedería en Gales y Escocia.
En una época donde la globalización también nos alcanza el interés y conocimiento de otras culturas, el escritor tiene a mano recursos inagotables para que su palabra cobre vida en todas las formas posibles: el descubrimiento de los restos arqueológicos de Sumeria y de las leyendas de Inanna y Gilgamesh; las aportaciones de estudiosos como George James Frazer, Mircea Eliade y Joseph Campbell, entre muchos otros; la promoción y difusión de culturas orientales como las de India, China y Japón, tan sólo por citar algunos ejemplos.
El curso “La Poética Celta”, impartido por Elizabeth Salgado, proporciona una muestra de la rica literatura celta, sus héroes, su cosmovisión y sus dioses, la tradición de los bardos, su devoción por la naturaleza, entre otros factores que integran una filosofía de vida, una forma de pensamiento que nos es cercana por cuanto pertenece a la cultura occidental.
Estos cursos se están llevando a cabo los miércoles, de 18:00 a 20:00 hrs. En la antesala Capilla Elías Nandino, del Ex Convento del Carmen ubicado en Av. Juárez 638, Zona Centro, Guadalajara, Jal. interesados en asistir a este curso favor de comunicarse con Elizabet Salgado al correo electrónico: elizasalgado21@hotmail.com
ASI-JALISCO
La cultura celta dominó una gran parte de Europa desde aproximadamente mil años antes de nuestra era, como lo confirman restos arqueológicos; los historiadores griegos y romanos confirman su existencia a partir de los siglos V y VI A. E. C. (Antes de la Era Común); su presencia dejó huellas en la toponimia del río Danubio, extendiendo su cultura hacia el este, incluyendo la península ibérica y las islas de Bretaña e Irlanda, y hacia el oeste hasta una parte del territorio de la actual Turquía, conocido entonces como Galacia.
Mientras que en el continente eran conocidos como Keltoi por los griegos y galos por los romanos, lo cierto es que no hay constancia de que ellos se dieran estos nombres a sí mismos. La cultura celta contenía tribus tan diversas como los eburoni, los tréveros, los helvecios, bitúrigos, alesios, vénetos, etc. Tras la romanización del continente europeo y las incursiones a la isla de Bretaña, la cultura celta perdió fuerza, tras lo cual quedan solamente los restos arqueológicos, los relatos de los historiadores, diversos topónimos, etc.
Los romanos nunca llegaron a Irlanda, pero la cristianización sí. Y con ella una nueva cultura celta. La casta conocida como druídica, equiparable a la brahmánica de la India, dominaba las élites intelectuales tanto en el continente como en las islas, de las que también hay constancia entre los historiadores; esta casta fue suprimida por la conquista romana, sobre todo en el continente. Sin embargo, en Irlanda, las leyendas y hagiografías de santos muestran una ambigüedad con respecto a la lucha contra los druidas, pues ya los muestran enfrentándolos con los “mismos poderes” que los druidas, ya asimilándolos en lo que se convertiría en los monasterios y conventos más prominentes de Europa, creando la Iglesia Celta, cuyos “scriptorium” cobraron fama y de los que se conservan algunos ejemplares de gran belleza como el Libro de Kells.
Los historiadores continentales nos cuentan que los druidas no ponían nada por escrito. Sin embargo conocían la escritura griega y latina. Y aunque no hay constancia de esto entre los insulares, la literatura y la mitología celta sólo pudo conservarse debido al interés de los monjes por estas historias, y adaptando la escritura latina al idioma gaélico, pudo ser posible. Otro tanto sucedería en el reino de Gales. Las sucesivas invasiones de vikingos y normandos entre otros, y la reforma religiosa que instituyó Enrique VIII, propició que gran parte de los escritos de los monjes se perdieran. Afortunadamente pudieron conservarse algunos para poder reconstruir la rica mitología y las aportaciones que hicieran los propios monjes a la literatura, con una expresión distintiva de los celtas que no se parece a la de los germanos que les son cercanos, ni a la de los griegos y romanos que son las más conocidas de las culturas europeas. El resto del folclor también ha podido irse recuperando gracias a las tradiciones populares, que todavía perviven, y al Renacimiento Literario Irlandés, instaurado por W. B. Yeats, Lady Gregory, y muchos otros escritores interesados en recuperar su herencia celta. Lo mismo sucedería en Gales y Escocia.
En una época donde la globalización también nos alcanza el interés y conocimiento de otras culturas, el escritor tiene a mano recursos inagotables para que su palabra cobre vida en todas las formas posibles: el descubrimiento de los restos arqueológicos de Sumeria y de las leyendas de Inanna y Gilgamesh; las aportaciones de estudiosos como George James Frazer, Mircea Eliade y Joseph Campbell, entre muchos otros; la promoción y difusión de culturas orientales como las de India, China y Japón, tan sólo por citar algunos ejemplos.
El curso “La Poética Celta”, impartido por Elizabeth Salgado, proporciona una muestra de la rica literatura celta, sus héroes, su cosmovisión y sus dioses, la tradición de los bardos, su devoción por la naturaleza, entre otros factores que integran una filosofía de vida, una forma de pensamiento que nos es cercana por cuanto pertenece a la cultura occidental.
Estos cursos se están llevando a cabo los miércoles, de 18:00 a 20:00 hrs. En la antesala Capilla Elías Nandino, del Ex Convento del Carmen ubicado en Av. Juárez 638, Zona Centro, Guadalajara, Jal. interesados en asistir a este curso favor de comunicarse con Elizabet Salgado al correo electrónico: elizasalgado21@hotmail.com
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