miércoles, 28 de enero de 2009

LA ÓPTICA CON LA QUE PERCIBIMOS A LA SOCIEDAD.


Por: Dr. Bricio Espinosa
Colaboración de los Lectores

La época moderna impone al ser humano una gran carga de emociones y sufrimientos provocados por la forma en que produce y reproduce su vida social.

Desde que nace, el hombre se encuentra determinado por relaciones de constante conflicto con sus semejantes y sujeto a múltiples situaciones que lo degradan; esto hace que la mayoría de las personas sean seres inconscientes, inseguros y llenos de frustraciones: actores y victimas de la violencia social.

Esta inhumana situación cada día se agudiza y propicia una dinámica de autodestrucción social y personal, la cual ha llegado a penetrar en el animo de la mayoría de los seres humanos; quienes, para aceptarse inmersos en este drama, se ven obligados, consciente o inconscientemente, a inventarse un "rol como victimas" de una condición a la que no pueden escapar y en la que están inmersos para cumplir con un "destino trágico inexorable".

Es necesario darnos cuenta y aceptar concientemente que el sufrimiento cotidiano se ha ido convirtiendo en una parte esencial de las relaciones interpersonales y cotidianas de los seres humanos en su conjunto.

Hasta ahora, no se conoce testimonio de sociedad alguna que haya podido superar comunitariamente, esta dimensión de violencia y sufrimiento.

Por otra parte, contradictoriamente, ante la gran capacidad del hombre para dominar y transformar a la naturaleza, en vez de mejorar su relación con ella, la destruyen y la contaminan rompiendo peligrosamente los sistemas ecológicos y de vida.



En esta dinámica social los conflictos y los sufrimientos se incrementan y se encadenan a "círculos viciosos": la enajenación genera la ignorancia, la ignorancia induce a la confusión, la confusión al miedo, el miedo a la hipocresía, la hipocresía a la agresión, la agresión engendra el odio, el odio el caos, el caos la impotencia, la impotencia la desesperación, la desesperación la autodestrucción generalizada... y así sucesivamente hasta precipitarnos en el envilecimiento de los sentidos y de la inteligencia.

Todo esto se gesta hasta ahora como un remolino social incontrolable sujeto a fuerzas que superan la capacidad bondadosa del hombre y la maldad se impone despiadadamente, sin darnos oportunidad, para salvarnos y liberarnos.

El panorama es patético... y a tanto convivir con estos problemas, el hombre, se ha aceptado en su impotencia y se ha adaptado para “irla pasando lo mejor que se pueda”, perdiendo estimación por si mismo y por sus semejantes.

Es así que ahora, mas que nunca, es urgente tomar medidas concretas para terminar con la contaminación y con las guerras fraticidas y es responsabilidad nuestra y de todos los seres humanos el manifestarnos y hacer algo en este sentido.

Por insignificantes que parezcan nuestras fuerzas, cada uno de nosotros es una trinchera, no podemos ni debemos perder la esperanza.

Es bien conocido que en todos los tiempos hemos existido personas y grupos que ofrecemos nuestros mejores esfuerzos encaminados a romper con estos maléficos "círculos viciosos existenciales".

En el mundo entero y a lo largo de toda la historia de la humanidad, tenemos múltiples ejemplos de grandes y pequeños intentos por superar esta condena.

Nosotros somos unos de ellos....






No hay comentarios:

Publicar un comentario