Fue inducido, directa o indirectamente, por la jerarquía católica mexicana y los sectores conservadores del Bajío. Para estos grupos, el sinarquismo representó la última arma que tuvieron en su larga y enconada lucha en contra de los hombres, el proyecto y el régimen posrevolucionarios.
Doña María recuerda la represión al sinarquismo, del que nunca desistió
Por: Onofre Lujano,
Publicado en el Periódico CORREO DE GUANAJUATO
ACÁMBARO. Domingo, 19 de Octubre de 2008 .A sus 77 años, Doña María del Socorro López Guzmán recuerda cómo el gobierno de Lázaro Cárdenas no permitía a los sinarquistas manifestarse, reprimiéndolos.
A pesar de que hubo compañeros muertos en el movimiento, ella nunca se retiró, y fue quien conservó algunas banderas ensangrentadas de compañeros caídos, las cuales están en resguardo en el Comité Nacional Sinarquista.
Esta acambarense entró al movimiento en 1940, y ahora sólo le quedan algunas añoranzas gratas y varios dolorosos recuerdos.
Comenta que en aquel tiempo había restricciones para que la mujer perteneciera a grupos y que no se tenían garantías, pero, dice, el sinarquismo luchó porque fueran ciudadanas libres y tuvieran derecho a votar y ser votadas.
Agrega que ella entró al sinarquismo porque su padre Aristeo López Castañeda siempre fue un luchador social, a quien le disgustaba que en haciendas se hacían elecciones contando a los hacendados solamente y nunca había votaciones.
Menciona que actualmente el sinarquismo no tiene dirección y son convocados a Celaya e Irapuato en cada congreso, "donde luchamos porque haya un orden social cristiano".
En sus ojos
La señora cuenta que cuando empezó el sinarquismo en la zona bajío, en 1937, el gobierno de Lázaro Cárdenas no permitía ni siquiera reunirse; sin embargo los sinarquistas lo hicieron clandestinamente.
Después fueron reprimidos, dándose un zafarrancho en la comunidad de Pantaleón, donde murió Felipe Sánchez. Ésto no amedrentó a la gente, los ideales de conquista no caducaban, asegura, y hubo muchos mártires del movimiento en lugares como Jerécuaro y León.
Menciona que ella tuvo, por mucho tiempo, tres banderas ensangrentadas, que después entregó al Comité Nacional para que ellos las tuvieran como una prueba de cómo habían sido reprimidos y agredidos por el gobierno.
Cuenta que hubo mutilados e incluso otro muerto en Arroyo de la Luna. "Fuimos golpeados, pero ni los sentíamos, porque cuando uno lo hace por convicción se llena de valor". asegura, agregando que "había balazos y culatazos, sobre todo cuando participaban generales Juan Estrada y Baldo Ramírez, quienes además molestaban mucho los campesinos porque decían que eran ‘serranos’".
Recuerda que el simple hecho de reunirse era un delito, así lo calificaba el gobierno, quien "nos perseguía deteniendo a los miembros del comité del sinarquismo hasta en sus casas particulares".
Platica que, en ese entonces, quien comandaba al Ejército era el general Baldo Ramírez, "quien no quería que se hicieran reuniones".
Política
Doña María del Socorro comenta con nostalgia cómo el movimiento del sinarquismo era perseguido, para después nacer el partido "El Gallo Colorado" y más tarde al no poderse vivir de otro modo nació también la Unión de Usuarios para la Defensa de los Pueblos.
Publicado en el Periódico CORREO DE GUANAJUATO
ACÁMBARO. Domingo, 19 de Octubre de 2008 .A sus 77 años, Doña María del Socorro López Guzmán recuerda cómo el gobierno de Lázaro Cárdenas no permitía a los sinarquistas manifestarse, reprimiéndolos.
A pesar de que hubo compañeros muertos en el movimiento, ella nunca se retiró, y fue quien conservó algunas banderas ensangrentadas de compañeros caídos, las cuales están en resguardo en el Comité Nacional Sinarquista.
Esta acambarense entró al movimiento en 1940, y ahora sólo le quedan algunas añoranzas gratas y varios dolorosos recuerdos.
Comenta que en aquel tiempo había restricciones para que la mujer perteneciera a grupos y que no se tenían garantías, pero, dice, el sinarquismo luchó porque fueran ciudadanas libres y tuvieran derecho a votar y ser votadas.
Agrega que ella entró al sinarquismo porque su padre Aristeo López Castañeda siempre fue un luchador social, a quien le disgustaba que en haciendas se hacían elecciones contando a los hacendados solamente y nunca había votaciones.
Menciona que actualmente el sinarquismo no tiene dirección y son convocados a Celaya e Irapuato en cada congreso, "donde luchamos porque haya un orden social cristiano".
En sus ojos
La señora cuenta que cuando empezó el sinarquismo en la zona bajío, en 1937, el gobierno de Lázaro Cárdenas no permitía ni siquiera reunirse; sin embargo los sinarquistas lo hicieron clandestinamente.
Después fueron reprimidos, dándose un zafarrancho en la comunidad de Pantaleón, donde murió Felipe Sánchez. Ésto no amedrentó a la gente, los ideales de conquista no caducaban, asegura, y hubo muchos mártires del movimiento en lugares como Jerécuaro y León.
Menciona que ella tuvo, por mucho tiempo, tres banderas ensangrentadas, que después entregó al Comité Nacional para que ellos las tuvieran como una prueba de cómo habían sido reprimidos y agredidos por el gobierno.
Cuenta que hubo mutilados e incluso otro muerto en Arroyo de la Luna. "Fuimos golpeados, pero ni los sentíamos, porque cuando uno lo hace por convicción se llena de valor". asegura, agregando que "había balazos y culatazos, sobre todo cuando participaban generales Juan Estrada y Baldo Ramírez, quienes además molestaban mucho los campesinos porque decían que eran ‘serranos’".
Recuerda que el simple hecho de reunirse era un delito, así lo calificaba el gobierno, quien "nos perseguía deteniendo a los miembros del comité del sinarquismo hasta en sus casas particulares".
Platica que, en ese entonces, quien comandaba al Ejército era el general Baldo Ramírez, "quien no quería que se hicieran reuniones".
Política
Doña María del Socorro comenta con nostalgia cómo el movimiento del sinarquismo era perseguido, para después nacer el partido "El Gallo Colorado" y más tarde al no poderse vivir de otro modo nació también la Unión de Usuarios para la Defensa de los Pueblos.
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