domingo, 30 de enero de 2011

DEMOCRACIA SIN DEMÓCRATAS

GUERRERO...
CARICATURA DE RAPE, PUBLICADA EN EL PERIÓDICO MILENIO



Por: David Valdez
ASI-NACIONAL


Hoy domingo 30 de enero de 2011, en Guerrero se realizaran los primeros comicios del 2011. A pesar de gobernar la entidad, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) postuló a un senador priista y ex gobernador que aspiró a la candidatura por el Partido Revolucionario Institucional. El PRI, esté, presentó como candidato a Manuel Añorve, presidente municipal de Acapulco. Y el PAN se decidió por Marcos Parra, ex alcalde de Taxco quien, en el último momento, de manera concertada con la dirigencia nacional de su partido, decidió declinar a favor del priista postulado por el PRD.

La campaña electoral en Guerrero se desarrollo de manera muy accidentada y la polarización fue una constante durante todo el proceso. Lo que más preocupa no son las campañas negras llenas de conflictos, golpes bajos y un bajísimo debate cultural de los candidatos, lo delicado es que éstas tengan a las autoridades como protagonistas, fundamentalmente en lo que atañe a la generalización de información jurídicamente protegida y sumamente delicada por el tema y sus implicaciones.

El beneficio electoral conduce a la incongruencia de los partidos y a sus ideologías y de principios, las acciones de los tres partidos fue una táctica que provoco un daño muy serio a los propios partidos políticos. México requiere una democracia con partidos fuertes, identificados, perseverantes con sus principios, formadores de cuadros y abiertos a las opiniones de los ciudadanos.

En el mundo estamos viendo que los partidos políticos están en crisis, pero en México pasa algo muy “suigéneris” pues su propia descomposición es promovida en las propias dirigencias nacionales y en el peor de los casos desde el poder gubernamental, inspirados por un autodestructivo tratamiento de la información para vencer al adversario a costa de lo que cueste, incluso de la propia identidad partidista y de su misión política e ideológica.

En este proceso electoral vimos que el Modus operandi fue el de Cooptar candidatos de la acera de enfrente, el suscribir alianzas con contrarios y hasta la declinación del candidato Marcos Parra en el último minuto de los comicios, estas acciones no fueron inspirados en las bases ciudadanas o partidistas, fue un juego de las directrices de los propios partidos y hasta de los gobiernos.

Por estas acciones, los partidos pierden sentido y razón, y se convierten en simples mercenarios políticos al servicio de los intereses de las cúpulas políticas. El debate se centro en el terreno de lo ideológico al de la descalificación personal. El tema discutido estos días en Guerrero, no fueron los programas ni las propuestas, sino las historias de los contendientes, y el procedimiento fue determinado por las peores artes de la comunicación política, como ha sido evidente.

Durante y en cualquier proceso electoral es patente que el escándalo por el poder se ponga muy híspido, que haga que se den confrontaciones e incluso polarizar el proceso, pero en procesos anteriores este efecto era temporal y porque no decirlo que debe existir, pero siempre en apego al pleno sentido de prudencia. La democracia debe ser fundada en principios de funcionalidad y ética. Pero tal parece que esos políticos no han entendido la democracia como tal pues han mostrado inexperiencia y han confundido la libertad con el libertinaje y el quebranto del desarrollo político en México esta arrojando que lleguemos a una democracia sin demócratas, sin candidatos dispuestos a someterse a las normas que establecidas en las leyes electorales. Incluso han dejado de lado el sentido de los límites; todas las acciones se rigen en atacar y destruir al adversario y quieren ganar el poder a cualquier costo, incluso dejando de lado el del propio partido y el del proyecto que representan arrojando como resultado que la polarización se vuelve una realidad cotidiana en todos los partidos.

El interés general o el bien común es un compromiso de obligación que los funcionarios públicos, candidatos y políticos en general los obligan para gobernar para todos. Las autoridades deben delimitar y dejar de interferir en los trabajos que sólo corresponden a partidos y candidatos. Esto no representa que los gobernantes deban ser indiferentes hacia sus partidos que los postularon al poder; es razonablemente lo contrario, su obligación es ser firmes y respetuosos con el programa o plataforma política que los respaldó y que con el voto ciudadano se les compromete a dar cumplimiento cabal a ese plan de trabajo. De eso se trata, que los gobiernos cumplan el mandato para el cual fueron electos. Gobernar bien, hacerlo bien y gobernar con apego y rigor es la mejor y más efectivo ejercicio que legítima y respalda al partido que los condujo al poder. Hacer de la oficina pública, de sus recursos, de sus instrumentos o de la información disponible, un medio para intervenir en la vida interna del partido o de la competencia electoral es contrario a los principios de la lucha democrática. Eso el lo que los priistas no han entendido y al igual que acción nacional y el PRD se empeñan en seguir esas malas costumbres del régimen autoritario del pasado.

Las elecciones injustas, enlodadas, amañadas, limpias, impiden que las elecciones cumplan la tarea de legitimar a quien ejerce el poder. Además de que prolongan la disputa y alejan la concordia y la ética del horizonte, y es ésta la que debe prevalecer una vez que concluye el proceso electoral. Las elecciones de “mierda” propician gobiernos de “mierda” y debates de “mierda”, formando un vínculo interminable de agresiones nefastas, insultos, ataques y agravios que impiden la función del poder público, cierran acuerdos plurales sobre los temas fundamentales y convierten al chantaje en la única vía para matizar la polarización y el desencuentro.

Las campañas en Guerrero de “mierda” cubrieron de “mierda” todo el proceso, los medios de comunicación, los directivos de esos medios y sus reporteros,. Mancharon a particulares que cumplen con el oficio profesional de asistir a los candidatos. La “mierda” amenaza con extenderse a todos los espacios de la política y de la sociedad, sobre todo cuando los medios, con todo el poder e influencia que les es propio, asumen el reparto de “mierda” como una más de sus tareas, bien sea por estrategia comercial que pagan los propios partidos, o por interés de sus propietarios o por simple sentido del deber en el ejercicio periodístico. Y en Guerrero se cuenta con una prensa que da miedo, si no hay dadiva, “cooperación” o mochada en los periódicos no sacaran la nota correspondiente.

Las elecciones de este domingo en Guerrero nos invitan a hacer una obligada reflexión sobre el futuro de la democracia electoral en nuestro país. Si no respetamos las reglas, no habrá autoridad o tribunal capaz de conducir a la sensatez democrática sin la participación de actores políticos y medios de comunicación que tengan sentido de los límites y el compromiso fundamental sobre lo que debe ser el debate y la disputa por el poder a través del voto.

Veremos hoy si el número de abstencionistas no se incrementa, y esto lo recalcamos a raíz de que por esas campañas de “mierda” la ciudadanía ya no cree ni en los partidos y menos en los miembros políticos.

Se preguntaran porque en vez de usar la palabra “mierda” no uso la palabra “lodo”, la respuesta es sencilla; en Guerrero no fue lodo con lo que se tiraron los candidatos y sus partidos fue pura “mierda”.

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