martes, 28 de septiembre de 2010

CELEBRAN MISA CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA


Aunque algunos de sus pronunciamientos sean motivo de controversia, “a la Iglesia no le mueve el afán de la discordia sino el compromiso irrenunciable con la verdad sobre el ser humano y sobre Dios”, aseguró el cardenal Norberto Rivera Carrera.

Durante su homilía dominical, que está ocasión fue dedicada al Bicentenario de la Independencia de México, el Arzobispo Primado de México reiteró que la Iglesia no puede dejar de ser protagonista de la construcción de una nación, en medio de una sociedad plural y de un Estado laico, garante y respetuoso de las libertades y de los derechos auténticos.

Indicó que la verdadera celebración del Bicentenario de la Independencia no se puede quedar en una fiesta que se acaba o en algunos monumentos para la historia, sino que debe ser ocasión para renovar nuestra identidad como pueblo, nación.

“Es el momento de recordar con gratitud el pasado y de lanzar nuestra mirada hacia el futuro desde nuestra responsabilidad en el presente”, dijo el jerarca católico.
El purpurado afirmó que la conmemoración de los 200 años del inicio Independencia debe ser la oportunidad para dar algo para las nuevas generaciones, por ello, dijo, los obispos mexicanos presentaron la Carta Pastoral donde realizan algunas propuestas para el progreso del país. CRITICA ESTRATEGIA DE CALDERÓN

Por otra parte, Rivera Carrera criticó la estrategia antinarco que lleva a cabo el presidente de la República, Felipe Calderón, al señalar que la solución al problema del narcotráfico no puede darse únicamente por el “sometimiento de la fuerza y por el imperio de la ley”.
“Esto es necesario, pero insuficiente. Las Fuerzas Armadas, las corporaciones policíacas y las instituciones judiciales tienen un papel imprescindible para superar la corrupción y la criminalidad que nos agobia, sin embargo, la verdadera solución requiere que vayamos más a fondo de nuestros problemas sociales”, consideró.
Recordó que en la Carta Pastoral que entregaron a todos los sectores de la sociedad propusieron el combate frontal a la pobreza, educación de calidad para todos y la reconciliación nacional, como tres prioridades para alcanzar el desarrollo en nuestro país.

Rivera Carrera dijo que la reconciliación nacional es una tarea pendiente entre políticos y ciudadanos, ya que sólo desde ahí se podrá enfrentar los puntos débiles en México que son la pobreza de millones de mexicanos y las carencias educativas.
En ese sentido, el Arzobispo Primado de México pidió a “Dios profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz…”.

Al final de la misa se leyó un fragmento de la carta de Consumación de la Independencia como ocurrió en 1821 en esta Catedral Metropolitana. Asimismo, se recordó a los héroes patrios, incluido Agustín de Iturbide.

De igual forma, se recordó que la Junta Provisional Gubernativa mandató que, a partir del 27 de octubre de 1821, se realizaran en todos los rincones del país "paseos por la calle para anunciar la proclamación de la independencia".
En aquel momento, se pidió que en esta difusión del México independiente, las iglesias realizaran "funciones" que, en conjunto con los ayuntamientos, promovieran actos públicos para dar a conocer esta determinación de la Corona Española.
Ahí, en el segundo bando, se pidió que estos eventos se realizaran con recursos públicos que no dañaran la economía de los ayuntamientos.

Para esta fecha, la Catedral Metropolitana lució en las cuatro columnas principales del altar mayor los pendones que hace 189 años engalanaron la coronación de Agustín de Iturbide en este mismo espacio.

Durante la homilía, Rivera Carrera destacó que la Iglesia católica "no puede dejar de ser protagonista en la construcción de una Nación en medio de una sociedad plural y de un Estado laico, garante y respetuoso de las libertades y los derechos auténticos".

Desde hoy se realizan actos para destacar la figura Agustín de Iturbide, cuyos restos están expuestos en la capilla del costado derecho de la Catedral, dedicada a San Felipe de Jesús.

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